Horacio Nelson fue un marino inglés de la segunda mitad del siglo XVIII que sus compatriotas elevaron a la categoría de gran héroe nacional —está encumbrado en una columna que mide casi cincuenta metros sobre un pedestal de cuatro leones en Trafalgar Square— por considerársele el vencedor de la batalla que lleva el nombre de esa plaza. Digo considerársele porque Nelson murió en los primeros compases de la batalla y quien realmente mandó la escuadra durante la batalla contra la flota combinada hispano-francesa fue el almirante Collingwood, desde el Royal Sovereign. Nelson que alcanzó importantes victorias que han sido muy difundidas por los historiadores británicos, también tuvo dolorosas derrotas, como la que sufrió en la poco conocida batalla de Santa Cruz de Tenerife, que tuvo lugar en 1797 cuando el marino inglés trató de conquistar de Santa Cruz de Tenerife en un intento de apoderarse de las Canarias. El general Antonio Gutiérrez de Otero, defendió la ciudad e infligió una severa derrota al inglés.
La Agencia Estatal de Meteorología, siguiendo la moda que se ha impuesto de un tiempo a esta parte, de bautizar a las borrascas, decidió llamar a una de las que ha regado de forma copiosa Andalucía, durante la pasada Semana Santa, con el nombre del marino inglés. La borrasca que ha llenado algunos de nuestros pantanos hasta el punto de que se han visto obligados a soltar agua ha sido conocida con el nombre de Nelson. Una borrasca que, más allá de haber echado por alto numerosos desfiles procesionales y estaciones de penitencia en nuestras ciudades —la reciente Semana Santa ha sido una de las más pasadas por agua que se recuerdan— h sido extraordinariamente beneficiosa por muchas razones. No sólo ha aliviado la sequía, sino que ha dado un respiro muy importante a la agricultura. Los olivos han cogido humedad, los cereales tienen jugo suficiente para que la cosecha, si no se malogra por otras causas, sea buena. Este agua para la vid es un verdadero maná y las restricciones se verán atenuadas, aunque como dice el presidente Moreno Bonilla no se puede bajar la guardia porque la sequía sigue siendo una amenaza.
Desconozco las razones que llevaron a dicha agencia a ponerle ese nombre. Tal vez quienes se encargaron de bautizarla pensaron en que iba a fastidiar la Semana Santa y sus consecuencias sobre el turismo iban a ser negativas y ponerle el nombre de Nelson encajaba. No estoy muy convencido de ello porque, si bien eso era cierto, ni lo era menos que los beneficios iban a ser extraordinarios y, en ese caso, podían haberle llamado Bazán, en recuerdo no de quien mandaba la escuadra inglesa, al principio del combate de Trafalgar que fue una dolorosa derrota, sino del marqués de Santa Cruz, extraordinario marino, nacido en Granada, que jamás conoció la derrota, algo de lo que Nelson no podía presumir. También podían haberla llamado Lezo, en honor de Blas de Lezo, quien propinó a los ingleses una de las mayores derrotas navales de su historia frente a los muros de Cartagena de Indias. Pero no ni Bazán ni Lezo, sino Nelson con los beneficios que ha traído, para nuestra agricultura nuestros pantanos y para los vecinos de los Pedroches que han visto llenarse el embalse de Sierra Boyera.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 5 de abril de 2024 en esta dirección)